Eres escritor porque en tu mente hierven centenares de historias que desean ser explicadas; porque tus dedos no son capaces de detenerse cuando empiezan a teclear las palabras que nacen de tu imaginación; porque tus ojos buscan entre las líneas ya escritas aquello que queda por decir. Eres escritor, sí, porque esos personajes que has creado forman parte de ti con una intensidad que nada ni nadie puede comprender, porque crecen contigo, porque evolucionan contigo, porque ríen, y lloran, y sufren y se alegran contigo… porque corren contigo.

Eres escritor porque sueñas con que te lean; porque quieres que ese mundo que va tomando forma en tus sueños también se convierta en carne real en las páginas de esos libros que esperan ser descubiertos en una vieja librería o en un portal de internet. Eres escritor porque te ilusionas al recibir una crítica (sea positiva, o no), porque sabes que nunca lo escrito te parecerá perfecto, porque siempre quedará una coma por añadir, porque quieres ser mejor.

Eres escritor, sí, pero cuando uno se hace escritor, no se puede atrever a imaginar que esas historias, esos personajes, esos sueños acaben sirviendo de inspiración para crear pequeñas y delicadas obras de arte. Y cuando sucede, es mágico.

Que «Los Ángeles no Deberían Pecar» y tú, mi querida Adriana, tengáis vuestra propia banda sonora es, sencillamente, un regalo, un gran regalo, un regalo indescriptiblemente bello que me ha hecho el gran Sergi Miwa. Hoy, yo, comparto uno de sus temas con todos vosotros, los que me habéis leído y los que no. Porque sé que comprenderéis lo que algo así puede llegar a significar.

¡Disfrutad y felices fiestas!