Adriana, hace tiempo que no me siento a pasar un rato contigo. Hace tiempo que no escribo, ni en este blog ni tampoco en las poco menos de 100 páginas que nos faltan para acabar de cerrar tu historia, esa que se empezó a fraguar en 2005. ¿Te acuerdas? Hoy, todo el mundo dice que es una fecha especial, 11.11.11, pero lo cierto es que miramos hacia atrás y se nos hiela el alma, el aliento, y sentimos ese duro e intenso escalofrío recorriendo nuestra espalda esperando descubrir, en algún momento, que nada es verdad, que todo es un sueño… uno de esos sueños tuyos, que tú y yo sabemos que sufres.
Hoy he vuelto a escuchar a esta canción. Y me he dado cuenta de que es así, me siento así. Adriana, el mundo se ha vuelto loco en estos años. Todo se ha girado, todo se ha estropeado… como dice la canción, «a veces me hace reir, otras me hace llorar…«. Lo que veo es que andamos como pequeños seres descabezados, esperando que alguien nos rescate, sí, pero no existe ningún heroe. Nos hemos quedado sin heroes… ¿o no?
Prometo que intentaré acabar de escribir tu historia, aunque solo sea para que tú y yo sepamos que ese punto final nunca significará lo que dicen esas dos palabras.