Siempre me ha parecido insulsa la normalidad; insulsa, aburrida y tediosa. A menudo me pregunto qué tiene de especial algo que es corriente, usual, que no aporta nada nuevo, que solo es lo que uno se espera, sin más, sin sorpresas, sin emoción. Y, entonces, miro alrededor intentando comprender cómo se supone que vamos a generar valor si nos limitamos a cumplir con lo normal y seguir con ese ritmo de vida rutinario que tan plácidamente nos va entumeciendo.

Pues hoy no quiero comprender nada. Hoy me levanto de mi silla y os digo, a los demás frikis del mundo, que hagáis lo mismo. Que mostréis con orgullo que somos diferentes, que tenemos otra forma de ver las cosas, que no nos conformamos con cumplir, que no buscamos ser como los demás, que no queremos que nos comparen porque cada uno de nosotros es único y diferente. Os digo, convencido, que os olvidéis de esos estereotipos porque un friki no es aquel ser monstruoso que nos definieron, no es el personaje anecdótico y asocial que nos han querido vender los que promulgan la normalidad. No. Ni mucho menos…

Un friki eres tú, porque cada vez que te pones delante de un ordenador, de una hoja de papel en blanco, del visor de una cámara, de una partitura, whatever, intentas escribir, diseñar, montar, dibujar, concebir, capturar, rodar, crear (en definitiva), algo que emocione, sorprenda o remueva. Es ese algo lo que te hace avanzar un paso más que los demás porque, mientras tu mente busca encontrar nuevas fronteras y apasionarte con nuevos retos, los otros se conforman con sentarse en sus poltronas, abrir la boca y dejar que las moscas se apoderen de ellos.

Recuérdalo, un friki eres tú, porque cuando lees y escuchas que las cosas son “como deben ser y no pueden ser de otra manera”, algo se te remueve en las entrañas y tienes la necesidad de salir y gritar que no, que “se puede hacer mejor”. Un friki eres tú, porque tu mente va más rápido, más alto y es más fuerte que la de los demás…

Recupero la convicción con la que he arrancado e insisto en mi apuesta contra el pensamiento insulso. Nada de detenerse y de aceptar que lo que digan los demás está bien. Nada de bostezar esperando que otros tengan esas ideas brillantes que, seguro, están en nuestras mentes. Nada de eso, nada de nada, y ¡a por todas!

¡Feliz Día del Orgullo Friki, Adriana y compañía!