
Lo reconozco, vivo inmerso en la vorágine de mi día a día. Me considero afortunado porque disfruto con lo que hago, con lo que tengo, con lo que soy y sobretodo, con los que comparto los momentos de mi vida, aquí o allá, no importa. Pero, cómo decía al principio, apenas me doy cuenta y las horas se suman unas tras las otras, las noches vuelven, y se van rápidas las madrugadas. Así hasta que sumo un fin de semana tras otro, y los lunes se acumulan tras la puerta de los momentos que ya han pasado. Y, de repente, algo me hace parar un segundo y me pregunto si, tal vez, incluso me haya olvidado de respirar.
Foursquare me dice que ha pasado más de un año desde la última vez que estuve en uno de los pocos lugares del mundo en los que siento que sí, que disfruto respirando. Y, aunque no me lo pueda creer, es cierto. Y, lo peor, es que estos más de 12 meses han sido una auténtica locura. Y, alguien se olvidó de decirme dónde está el pedal del freno y, por esa razón, sigo apretando el acelerador y, algún día de estos, estoy convencido que me pasaré de frenada y cuando quiera mirar atrás será tarde. Tarde.
Porque sí, porque nos hemos acostumbrado a pensar que así está bien, que lo normal es correr, que lo normal es ir por delante y, manteniendo ese paso acelerado, tal vez estemos dejando de mirar a nuestro alrededor y de disfrutar con las cosas más pequeñas de la vida. Con esa taza de chocolate caliente que reconforta cada mañana de invierno, con los arrumacos que nos devuelven la sonrisa, con la letra de una buena canción, o las metáforas que se esconden entre las líneas de las grandes novelas; tal vez nos estamos olvidando de disfrutar de un beso, una caricia o una mirada de complicidad.
Lo cierto es que el día que nos olvidamos de respirar fue el mismo día en que olvidamos qué es lo que importa, cuáles son las cosas que realmente nos hacen ser lo que somos, y no lo que los demás quieren que seamos. Por eso, espero no descubrir dentro de un año que han sido necesarios, de nuevo, 365 días para volver a mirar a mi alrededor con calma, con tiempo, disfrutando de cada segundo, disfrutando de cada sonrisa.
Una nueva fusión, tomo otra bocanada de aire, abandono la velocidad terminal y me dedico a disfrutar de este día. Así, seguimos sumando…
I tant!!! Gràcies, sempre! 🙂
Me gustaMe gusta