Continuar un final

Llegó a la Plaza Venecia. El paseo había sido largo, y no sabía exactamente cuánto tiempo llevaba dando vueltas por la ciudad. Suspiró profundamente. Era una noche tranquila, agradable, una noche de primavera que invitaba a un helado. El primero del año. Mientras lo pagaba Adriana pensó en Carlota. Se la imaginó preocupada mirando a través del cristal de la 255 esperando verla de vuelta. Y en Mauricia. En aquella religiosa que sabía demasiado.

Adriana, Carlota y Mauricia, los tres pilares de mi historia, en Roma, el escenario del descubrimiento de su realidad, de sus destinos. Y todo en esta época del año, una primavera tranquila y agradable, una primavera que invitaba a un helado… es curioso: mientras escribo esto recuerdo que es -precisamente- esa primavera dulce la que daba paso a todo cuanto debía revelarse en el futuro de Adriana… que no era poco. Era el principio de su final… que no es poco.

Tengo una mente que divaga. Una mente que viaja más veloz de lo que yo la pueda controlar. Igual me lleva al futuro que me hace reposar -o no- en el pasado, mientras contemplo como la vida pasa, y se detiene en pequeños detalles que, tal vez imperceptibles para la mayoría, viven en mi memoria cargados de una magia para nada efímera. Así el tiempo transcurre…

9 meses, curiosa cifra, 9 meses hace (nada más y nada menos) que empezó un intenso viaje por el 150 aniversario de Caixa Sabadell… prometía ser un camino duro, intenso, largo y repleto de retos… y lo ha sido. Ha cumplido con creces las expectativas y, aún más, nos ha llevado a conseguir grandes hitos, éxitos, alegrías, y a adquirir una ilusión y una experiencia que llevaremos siempre con nosotros los que lo hemos luchado día a día… sin embargo, se acerca el final. Y en el final…

En el final uno se plantea si es verdad lo que dice la canción de los Lax’n’Busto «Començar«:

Començar és continuar un final, tard o d’hora, arribarà, però d’aquells cendres una nova flor brollarà

Y así llego al final, y así pienso en el principio… en el mío y en el de Adriana… lo único que me queda es el convencimiento de que no existe ningún punto y aparte, porque tras él siempre hay un nuevo camino que emprender…

Lo que me lleva a otro precioso recuerdo, que también aparece en forma de letra -poesía si se me permite el atrevimiento- de canción, ésta del maestro Lluis Llach, toca seguir haciendo camino…

I així pren, i així pren tot el fruit que et pugui donar el camí que, poc a poc, escrius per a demà. Que demà, que demà mancarà el fruit de cada pas; per això, malgrat la boira, cal caminar.

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