
Noche de San Juan. Hogueras. Muchas promesas van a arder y otras nuevas van a ocupar su lugar. Silencio en el solsticio. Las horas más cortas van a dejar paso a una nueva época repleta de sorpresas inesperadas, giros bruscos, avances sutiles, de precipicios y corrientes contra las cuales nadar o, sencillamente, dejarse llevar. Ha llegado el momento de volver a hacer malabares, de mantener el equilibrio mientras se ejecuta lo imposible para que ninguna de esas piezas que se sostienen en el aire lleguen jamás a destruirse impactando contra el suelo. La realidad nos persigue, nos supera, nos rinde pleitesía o se revela contra lo establecido y nos lleva arriba y abajo mientras esperamos encontrar esa estabilidad que, de alguna forma, todos buscamos.
Yo, de mayor, ya no quiero ser artista, quiero ser acróbata para vencer a la gravedad, para hacer posible lo imposible, para que mientras los demás sienten el peso de las suelas de sus zapatos, yo me mantenga flotando impasible, cazando sueños para convertirlos en realidades. Porque no me conformo con lo que me dijeron que debía ser, porque estoy seguro que hay mucho más al otro lado del muro que algunos siguen obsesionados en construír para ocultar su particular edén.
Hace un año, pensé que lo había visto todo. Hoy sé que me queda todo por ver, que no puedo ni imaginarme qué estaré haciendo cuando el próximo solsticio de verano se presente, quiero prometer que haré realidad algunos de mis proyectos y que acabaré la historia de Adriana para empezar otra. Promesas. Hogueras…
Hoy mi fusión va a saltar de acrobacia en acrobacia, de fuego a fuego… ¿Y la vuestra?
4 comentarios en “De mayor quiero ser acróbata”