Vas a aprender una cosa: se van a aprovechar de ti

No, no soy naíf, nunca lo he sido y jamás he creído pecar de ello. De hecho, casi siempre he hecho gala de un exagerado sentido (demasiado acusado, diría yo) de la realidad que en ocasiones me ha llevado justo al extremo contrario. Ya, a ver, ¿desconfiado? Bueno, tal vez tampoco sea eso, pero seguro no soy de los que regalan oportunidades gratuitamente, no soy de los que ‘se ganan’ fácilmente y reconozco que conseguir mi confianza es un poco más difícil de lo que debería. Eso sí, una vez recorrido ese camino, lo doy todo por las personas en las que creo, me lleve a dónde me lleve esa decisión.

Pero voy a avisarte de una cosa, se van a aprovechar de ti. Lo van a intentar de todas las maneras y lo van a conseguir no una vez, tampoco dos, sino unas cuantas más. Porque cuánto más aprendo del mundo que nos rodea, más me doy cuenta de la cantidad de personas que viven por y para sacar tajada de tu talento, de tu predisposición, de tus ganas de ser útil, de ayudar, de ser algo más que una simple mota de polvo en el camino. No intentes etiquetarlos, no les llames vampiros, no lo hagas, porque en realidad no se ajustan a ninguna descripción, cada uno de ellos tiene sus propios adjetivos, sus propias categorías, sus ‘marcas de agua’ que los hacen irrepetibles, incluso aparentemente irreprochables, pero en el fondo profundamente tóxicos. Porque sí, porque mientras se llenan la boca con tus propias palabras, con tu esfuerzo y con tu pasión para sacar pecho a título propio, apenas aportan nada, porque están vacíos por dentro, porque viven de tu talento, que es el que han hecho suyo, el que explotan hasta casi consumirlo, no aportan nada porque su único mérito es tener la habilidad de, casi sin que te des cuenta, sacar todavía un poco más de ti, incluso cuando ya no estás dispuesto a hacerlo.

Así que esto es lo que vas a aprender hoy, Adriana, siempre llega un momento en el que deberás elegir, y cuando lo hagas, asegúrate de que nadie, absolutamente nadie, tome tus decisiones, asegúrate de que el camino que andes es el que tú quieras recorrer, el que de verdad te llene, el que te lleve directa a tu destino. Y si en algún momento, por error, das un rodeo, tal vez por prisa, tal vez porque el instinto en ocasiones falla, da media vuelta, deshaz tus pasos y vuelve al principio. Recomienza lo que escribiste y asegúrate de no repetir los mismos errores… Porque sí, de ellos se aprende, pero con cometerlos una vez es más que suficiente.

Además, tu mundo está lleno de personas que valen la pena, de proyectos que apasionan, de sueños por cumplir… y están aquí, al alcance de tu mano, hazme caso: los conozco. Y aunque sé que no siempre es fácil saber cuál es la ruta correcta, al final acabarás tomando la decisión oportuna.  Yo lo hice. Tú lo harás… no les escuches. No lo hagas.

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